22 noviembre 2007

Feliz Día de la Música!!!

Hoy, 22 de noviembre, el mundo occidental celebra el Día de la Música en honor a Santa Cecilia patrona de la música. Esta fecha que todos los años nos marca el calendario, es un hermoso acontecimiento para reencontrarnos personal y espiritualmente.

En este día tan significativo para los músicos, deseo brindar en estas líneas mi humilde homenaje a Carlos Enrique Gancera quien acaba de ceder, luego de veinte años, la dirección de la Banda de Música de la Sociedad de Bomberos Voluntarios de San Isidro al actual y flamante Director Jorge Mora.

No es fácil que una Banda integrada por músicos voluntarios, como la nuestra, haya sobrevivido tantos años, esto a sido posible, porque detrás siempre estuvo la Institución con Alfredo Laguzzi a la cabeza, y al frente su Maestro y Director Carlos E. Gancera.

Carlos fue su Director, y también fue su Maestro. Bajo su docencia muchos de nosotros ingresamos y descubrimos el mundo de las corcheas. Por la Escuela de Música, que él creara, desfilaron cientos de personas, muchas de las cuales, luego, pasaron a desempeñarse profesionalmente en distintas bandas del Ejército, Aeronáutica, Policía Federal y Gendarmería. Sobre todo, estas inserciones laborales en el ámbito de las bandas militares, permitió a muchos jóvenes tener una salida laboral en un momento donde la Argentina atravesaba una de las peores crisis económicas.

Parecerá exagerado, pero no he conocido a muchas personas que reúnan cualidades tan sobresalientes para el trabajo y las relaciones humanas. Responsable, voluntarioso, dedicado, meticuloso, amigo generoso e incansable. Siempre le critiqué su bajo perfil, porque impedía conocer el gran esfuerzo que realizaba.

A los tres ensayos por semana, se le sumaban las presentaciones de la banda. En el cuartel o en su casa, siempre estaba trabajando para la banda. Bastaba ir a su domicilio para encontrarlo escribiendo música hasta altas horas de la noche. También pasaban por sus manos las partituras, las libretas grandes y chicas de cada músico. Llevaba la estadística, el presentismo y la evaluación de cada músico. Carlos era, en la banda, un verdadero laburante, generador y organizador.

Permanentemente estaba abierto a escuchar nuevas ideas. Me sorprendía cuando alguien quería decirle algo y no se animaba, tener una charla con Carlos era sencillo porque siempre estaba dispuesto.

No toda la gente que ingresaba a la Escuela de Música permanecía, muchos se quedaban a medio camino, y lo peor no era eso, lo más triste acontecía cuando, luego del aprendizaje, el alumno renunciaba por motivos diferentes. Sin embargo, nunca se desanimó, conocía cual era su función y sabía que vendría otro. Carlos, en la banda, era un docente de la música. Su trabajo permitió mantener un “semillero” del cual la banda se fue nutriendo permanentemente.

Otra de las virtudes que lo humanizan y lo muestran de cuerpo entero es su sensibilidad hacia las personas. Sabía hasta donde podía dar tal o cual músico, nunca nos ponía en evidencia, trataba de adaptar las partituras a cada músico, las partes complicadas se las dejaba a los más duchos y a los otros se las simplificaba. Una de sus frases era: “Busquemos buenos seres humanos, músicos... los hacemos nosotros.

Fernando Calparsoro
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