30 julio 2006

Los Timbales


La familia de la percusión está integrada por muy disímiles y variados instrumentos, cuya común característica es la de producir sonido, cuando son percutidos o golpeados. Muchos de ellos son incapaces de entonar una melodía y hasta de hacer oír dos sonidos de distinta entonación. Pero no por eso son menos útiles, pues todo el grupo de la percusión es el encargado de sostener y poner de relieve el ritmo, campo donde actúa como soberano.

De todo el variado y extenso grupo, los timbales son los que aparecen con mayor regularidad en la orquesta, ya sea para apoyar los ritmos, ya para completar la acción de otras secciones, ya para enunciar con claridad curiosos efectos rítmicos. Los timbales se asemejan a grandes cocos cortados por la mitad, cuya parte superior está recubierta con una membrana que puede estirarse o aflojarse por medio de un artificio mecánico. Esta particularidad, permite afinar el timbal en distintos sonidos que se obtienen golpeando el parche con palillos de fieltro o de madera, según la sonoridad que quiera lograrse.

En la orquesta se ven por lo general, dos timbales, pero pueden presentarse tres o cuatro, según las exigencias del compositor. El mecanismo de afinación de los modernos timbales, consiste en un pedal, que de acuerdo a la presión ejercida por el pié, estira o afloja el parche a voluntad del instrumentista. Este artificio le permite realizar el efecto de "glisado" . La eficacia rítmica del timbal, junto con sus posibilidades para producir sonidos de distinta afinación, le han valido su permanencia constante en la orquesta sinfónica.

Por Jorge D´Urbano
Fuente: Revista de Artes.

Alberto D'Arrezo, "Platillero y Bailarín"

Pachanguero bailador, generoso sin par. Amigo maravilloso, su gran amor, la Banda de Bomberos. Integra desde hace 19 años, junto a otros veteranos, el grupo de los fundadores y en cada presentación de la banda, luce con orgullo su pinta de platillero.

Rara vez ha faltado a un servicio, siempre está dos horas antes, y como bicho inquieto que es, se ha asignado la tarea de cafetero. Pero la magia real no está en el café, nace en el momento de tomar sus platillos, y como si tuvieran energía propia, vibra con ellos, y es feliz.

Y si de bailar se trata ¡Alberto primero! Salsa, cumbia, chamamé, tango, rock, paso doble o lo que venga. Bailarín incansable, antídoto para el aburrimiento. Su alegría contagia, y para colmo..., además, está convencido que los genes del baile... los heredó de un tío de su esposa...